Algunos instrumentos son famosos por su color, forma, marca, o por su leyenda, e incluso por su propia magia. En estas categorías entrarían la famosa Fender Telecaster del 52, de color Butterscotch blonde con golpeador de bakelita negro, o la ya conocida Gibson SG de color vino (es casi imposible visualizarla en otro color que no sea ese), o las preciosas Gibson Lespaul Customs en color negro (black Beauty) y color blanco (white beauty), por no hablar de la marca Rickenbacker de la que casi todos sus instrumentos son ya unos iconos, sobretodo el bajo Jetglo 4001 en color negro y en madera natural. Podríamos seguir, pero nos vamos a centrar en el modelo del post que nos ocupa, el Gibson The Ripper, un bajo icónico, que al igual que los ejemplos anteriores, tiene todo lo necesario para ser un instrumento fetiche.
El Ripper nace en el año 1973 gracias a Bill Lawrence, pero no es hasta el año 1976 que tiene su mayor aceptación y fama entre los bajistas de la época, y se podría decir que hasta hoy mismo. Su color de madera natural le ha hecho el más aceptado y por lo tanto el más popular de sus otros acabados (negro y tabaco sunburst), y al igual que sucede con la Telecaster o la SG, también cuesta imaginarlas de otro color que no sea el natural y el rojo vino.
El golpeador negro, su cuerpo enorme, el selector de posiciones con potenciómetro rotativo, el puente exclusivo de 3 anclajes, son en definitiva algunas de las características que le hacen ser lo que es, un bajo tan reconocible que ya forma parte de la historia.
Vamos a ir desgranando las principales características que hacen especial al bajo Gibson The Ripper. Una de ellas, es el selector de posiciones en forma de potenciómetro rotativo con 4 posiciones (los nuevos Ripper llevan 6). Estas 4 posiciones permiten la siguiente circuitería:
- 1 «en fase—serie»
- 2 «Solo puente—single»
- 3 «en fase—paralelo»
- 4 «fuera de fase—serie».
La pala del instrumento es también característica, debido a que usa las clavijas en forma de trébol típicas de los Fender Precision y Jazzbass, entre otros. pero en lugar de ir en fila, van 2 en cada lado, como es el caso de los Rickenbacker.
Además, el sujeta correas también forma parte de las características curiosas del Ripper, ya que el superior va alojado en la parte interior del cut-away, tal y como se ve en las fotos. (En este caso hemos instalado un Schaller del tipo «U», igual que los que llevan de origen las Fender Americanas).
En el caso del puente, la particularidad es que los patines que soportan cada una de las cuerdas van totalmente sueltos, por lo que recomendamos tener en cuenta este detalle a la hora de cambiar las cuerdas. Estos patines se pueden mover hacia adelante y hacia atrás , con el fin de quintar, pero no se pueden subir y bajar independientemente, sino que hay que hacerlo con el puente entero gracias a sus 2 clavijas laterales y una frontal.
La parte eléctrica de un bajo Gibson Ripper también tiene su particularidad, sobretodo por los 2 mini transformadores que van sujetos cerca de los potes. También sorprenden los hilos tan finos que llevan las pastillas, (todo lo contrario de los que llevan sus hermanas Gibson Les Paul y SG).
En las fotos se puede apreciar que los mini bobinados (cubiertos con cinta aislante negra) están sueltos, y que una de las tuercas que los sujetaban al potenciómetro de medios estaba justo debajo de la pastilla de graves. Esto suele suceder por el propio trato del instrumento, el movimiento continuo y la propia vibración de las cuerdas y del sonido que provocan, a la larga, que se vayan desenroscando poco a poco y acaben soltándose, por lo que a la hora de recolocarlos en su sitio hemos optado por ponerle a las tuercas unas gotitas de «fija tornillos» con el fin de evitar que se vuelva a soltar, además hemos colocado la tuerca donde normalmente va el tomillo, nos parece que va mejor sujeto de esta forma.
Y así es como se sostienen las pastillas de un bajo Gibson #TheRipper. A diferencia de otros sistemas que suben y bajan las pastillas con un muelle por cada tornillo, en este caso lo hace una espuma justo debajo de la pastilla.
Ya que tenemos la parte eléctrica del bajo a la vista, aprovechamos para limpiar los potenciómetros y los contactos. Esto asegurará que los potes no hagan ruido a la hora de usarlos.
El puente y las cuerdas cruzando el cuerpo es otra de las «firmas» del Gibson The Ripper. Nosotros somos muy amigos de aquellos instrumentos en los que las cuerdas cruzan literalmente el cuerpo del bajo o de la guitarra, ya que eso supone un mayor sustain, gracias a que las vibraciones de las cuerdas se transmiten a través de la madera y no solo del puente. Que lástima que los nuevos Ripper II no tengan ya esta característica y que las cuerdas vayan sujetas directamente al puente. Que manía de cambiar las cosas que ya estaban bien!!!.
En definitiva, los bajos Gibson The Ripper tienen tanta personalidad que incluso se identifican por su propia imagen (lo podrías ver de lejos, en un escenario, sin posibilidad de leer lo que pone en la pala, y sabrías que se trata de un Gibson Ripper).